
Agua menudita llueve,
Pronto caerán las canales,
Ábreme la puerta cielo
Si no quieres que me cale
Los lugares de cante de antaño eran los casinos y las tascas o bajo un cielo de estrellas las noches de verano en la época de apañar la cosecha de higos una vez que se daba de mano y salían de los cortijos. O cuando los jóvenes aprovechaban las rondas en las ventanas de las mocitas, en edad de enamorar, para cantarle alguno con o sin acompañamiento de guitarra o laud.
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