miércoles, 20 de julio de 2011

75 años del incendio de la iglesia de Rociana


Hoy hace exactamente 75 años del incendio de la iglesia de Rociana provocado durante los tristes sucesos acaecidos en la Guerra Civil española.
Independientemente del sentido religioso, nuestro pueblo perdió aquella noche la mayor parte de su patrimonio artístico y cultural, fueron muchas las obras de imaginería, óleos, orfebrería y documentos históricos los desaparecidos.

La antigua iglesia parroquial (aprox. s. XVI) fue de estilo mudéjar hasta el terremoto de Lisboa con reminiscencias barrocas de Ambrosio Figueroa. Tenía distinta orientación y proporciones  a la actual. Dentro destacaban  imágenes de gran valor artístico atribuidas a Alonso Cano, Luisa Roldán (La Roldana) o a Jerónimo Hernández. Toda esta información está ampliada en el artículo ya tratado sobre la Antigua iglesia de Rociana

Los hechos que ocurrieron en Rociana, están documentados por testigos del suceso que en su momento recogieron y que hoy puede verse publicado en diversos libros.

Sábado, 18 de julio: “A las 10 de la mañana da la radio noticias de haberse sublevado las tropas de África en contra del Gobierno de Madrid. Por la noche, cacheo por la Guardia Civil y rotura de las luces de la puerta del Casino de la calle Sevilla”.

Domingo, 19 de julio: “Huelga general en el pueblo. Noticias por radio de sublevarse la guarnición de Sevilla y otras capitales más. Por la noche, intento de fuego al Casino con rotura de los cristales de las ventanas; durante todo el día, registros en las casas por individuos del Centro para recogidas de armas”.

Lunes, 20 de julio: “Continúan los registros por el personal del Centro, armados de escopetas, que sacaban del cuartel de la Guardia Civil, con orden de disolver los grupos. Durante la noche, de 12 a 1, arde la iglesia y son quemados en la plaza los santos y en la calle los muebles de la Patronal, la Juventud y el Casino de la calle Sevilla”

Otro de las testigos lo narra de la siguiente manera: “El 21 de julio de 1936, a las doce en punto de la noche y a una señal convenida -una fortísima pedrada en el portalón de la casa rectoral, con el fin de propalar entre los incautos el hecho de “un disparo de arma” desde la torre parroquial- comenzó la agresión. Primero la casa del párroco. Se dispara unos cuatrocientos tiros de escopeta sobre ella; dentro se encontraba el sacerdote, don Eduardo Martínez Laorden y dos familiares. Mientras continuaba los tiroteos en los alrededores, derramaron gasolina sobre la casa y la parroquia contigua, comenzando el incendio de sus puertas y ventanas. Poco después, el que capitaneaba la chusma dispuso el cese de los disparos, trasladando al párroco y su familia a una casa contigua. No encontrándose seguros allí, huyeron por su cuenta a un lugar más distante, teniendo la fortuna de venir a dar al patio interior de la casa del alcalde, quien los protegió. Entre tanto, era destruida la casa parroquial y gran parte de la iglesia. En una hoguera formada en el centro de la plaza, y alentada durante varios días consecutivos, quemaron todo el archivo parroquial, vestuarios, objetos riquísimos de orfebrería, imágenes que existían de gran profusión y de notable valor artístico, y que previamente habían sido profanadas, arrastradas por las calles y mutiladas en una macabra y blasfema procesión; los anarquistas iban revestidos con los ornamentos sagrados y una  joven desalmada amenizaba la orgía, tocando el armónium de la parroquia”.  



2 comentarios:

Raúl Ramírez dijo...

Enhorabuena por tu entrada... toda una barbarie la ocurrida en tu pueblo... lástima de toda esa pérdida cultural, histórica y patrimonial.
¿Qué pasó con la patrona?

Callejuelo dijo...

Muchas gracias Raúl. Ese triste capítulo de la historia de España tan repetido en otros tantos lugares.

Con la patrona no paso nada, ni siquiera se ocultó permaneción en su camarín. Los que vinieron de fuera lo tenían todo preparado para predenerle fuego, los bidones de gasonlina estaban en la puerta. Pero por orden de los izquierdistas del publo la repetaron pues a fin a cuentas muchos de ellos le tenían devoción, esa devoción que fue y sigue siendo trasmitida de padres a hijos. La imagen de la patrona no representaba el odio que sí tenían a la iglesia y en especial al que la dirigía.
Es por ese motivo por el que la imagen se salvó, porque los que hicieron la barbarie así lo quisieron.