martes, 19 de diciembre de 2006

La tragedia de montar el belén

No se si todo tenéis la suerte o mejor dicho la mala suerte de tener que montar el Belén de tu casa. A mi me ha tocado (como siempre).
Para comenzar el ritual de montar el Belén lo primero es tener que ir al campo por romero; total, que nos vamos a los pinos en busca de él. Llegas y empiezas a mirar un poco desconfiado porque como está prohibido cogerlo, no váyase que venga seprona y acabemos en el portal, pero el portal de la cárcel.
Llego a casa y saco todo lo que necesito del doblao, el corcho, la mesa, tablones, ladrillos, portal, castillo, aserrín, paño que cubre la mesa, luces, figuras etc., etc.
Cuando vas a comenzar rodeado de tantos chismes se te viene a la cabeza la siguiente pregunta ¿Cómo lo monté yo el año pasado? Como no te acuerdas pues lo haces a tu manera. Entonces comienza la desesperación, me falta panel, quiero ponerlo más alto, no llego hasta el fondo para colocar romero. Como puedes y no puedes comienzas poniendo los paneles sobre la mesa elevada con un palet y ladrillos. Pones el romero de fondo, que parece que no tienes conocimiento, porque estás poniendo matas de romero de cerca de un metro de largo. Como son tan grandes se caen y ya empieza la desesperación porque tienes que aguantarlo poniendo troncos de madera. Al final parece que queda medio bien.
A continuación, viene otra complicación “tengo que imitar las montañas de fondo, con pedazos de corcho, que tampoco se me sostiene” (¡Y ten en cuenta que has metido toda la instalación eléctrica previamente! ). Ya cuando has terminado todo eso, me ha pasado 3 horas y todavía no se ve el fin. Para colmo llega algún familiar y te dice mientras está sentado en el sofá “¿Todavía vas montando por ahí? eso lo hago yo en 1 hora”, para que te dice eso, comienzas a ponerte nervioso y te entran ganas de darle una patada al belén y marcharte.
Pero ya parece que queda lo mejor, que es echar el aserrín (que siempre te acaba faltando) y poner las figuritas. Desenvuelves todo las figuras cubiertas de papel de periódico y las pones todas en la mesa, las miras y les preguntas ¿Bueno, ahora dónde os coloco yo? Al final parece que ellos saben donde tienen que ir, con lo cual vas rapidito colocándolas. Cuando llegas a las lavanderas ves que a una de ellas, se le han partido los brazos. La cojo, la miro y le digo con mucha angustia: ¿pero hija mía, como siendo lavandera te vas a ganar la vida tu ahora, manquita que estás de los dos brazos? Piensas en no colocarla pero como se iba a quedar solita la pobre en la caja, te da lástima y la pones de espalda al público.
Cuando terminas de montarlo, lo miras todo muy detenidamente (como si no supieras, después de 6 horas como está todo) y se te viene a la mente lo que pensaste el año pasado “para el 2006, lo monto más pequeño”.Pero la realidad es bien diferente, porque has acabado montándolo más grande aún que el año pasado. Total, que acabamos pasando un mes todos apretaditos en el salón, porque el belén ocupa lo suyo.
Ya para acabar dices “para el 2007, lo monto más pequeño”, pero espero que para entones me acuerde al principio, porque como siga así, nos vamos a tener que mudar del salón porque no cabemos.




Este es el resultado de todo esto.

2 comentarios:

Hermanita de la Caridad dijo...

Monísimo el Belén q has montao, Calle. Pero no te perdono que no salieras ese sábado por haber estao montándolo. Le guardaré rencor a tu Belén!
Besos

Choko dijo...

Q pena de esa lavandera... Q sufrimiento. Pero al menos ha sido protagonista un año más en ese particular belén montado por Calle!
¿Que le echas arena o cerrín y dónde cojiste el romero, para dar parte al Seprona? jajaja
Un saludo