La ermita del Socorro se compone de capilla mayor, con camarín oculto, y de una sola nave. La capil1a mayor, de planta semicircular, se cubre con bóveda de cuarto de esfera. Ocupa su testero un retablo del siglo XVIII, que sirve de marco al camarín, presidido por la imagen de la Virgen, titular del templo y Patrona de la villa. A ambos lados del retablo hay sendas puertas. La derecha conduce a la sacristía, y la otra al camarín. El camarín, facetado, está revestido de azulejería, y decorado con pinturas de Antonio Paniagua. Una linterna facilita la iluminación central de la estancia.
La única nave del templó tiene dos tramos. El contiguo al presbiterio se cubre con bóveda semiesférica sobre pechinas, ornamentada con pinturas florales e invocaciones de las letanías, obra de Manuel García.
Su imposta cuenta con ocho plegamientos, decorados con sendos querubines y pinjantes. Sirven de base a otras tantas pilastras, que se unen en un círculo central, en lo más alto de la bóveda, tachonado de cabezas de ángeles. Los cuatro arcos torales, que componen el tramo, presentan sus roscas molduradas y recortadas sobre pequeñas ménsulas angulares, decoradas asimismo con querubes.
El otro tramo, ubicado a los pies del edificio, ostenta bóveda vaída sobre arcos torales, semejantes a los anteriores. En el flanco del evangelio está el balcón del coro. Tanto el arco triunfal como el fajón, o perpiaño, que divide los dos tramos de la nave, son de medio punto, y apean sobre pilares con impostas, adosados al muro. La solería es de mármol blanco, y el zócalo de cerámica sevillana de tradición mudéjar.
La imagen de la Patrona de Rociana, Stma. Virgen del Socorro, es una imagen de candelero para vestir, dotada de señorial empaque (mide 1,63 m.), que debió ser realizada por algún maestro sevillano del arte de la escultura en torno al año 1580 (atribuible a Jerónimo Hernández). Consta documentalmente que en 1587 ya gozaba de la devoción popular de Rociana. La Virgen Madre porta al Niño Jesús en su mano izquierda, y en la derecha el cetro de la dispensación del socorro a sus devotos. Completa su iconografía con los atributos mariológicos de la corona, la ráfaga, la media luna y la nube. El Niño Jesús, de iconografía deífica y rasgos montañesinos, parece obra de la primera mitad del siglo XVlI. Por tanto se deduce que la imagen actual del niño no es la original que se realizara junto a la imagen de la madre. Parece ser que esta imagen ha sido conservada hasta hace poco tiempo.
El retablo de la titular, de un solo cuerpo, es de hacia 1750. El vano que abre al camarín queda flanqueado por pilastras, y por dos repisas, en las que aparecen las pequeñas figuras de San Francisco y San Gregorio. En la decoración, se desarrolla el repertorio de símbolos de la letanía lauretana, ángeles lampareros, veneras, guirnaldas, de flores y frutos, etc. En el copete, luce el monograma de María.
Hacia 1958 fue restaurado por el tallista onubense Miguel Hierro Barreda. Entonces se hizo la nueva frontalera del altar, y se doró todo el conjunto.
Entre las pinturas al óleo, enumeramos un cuadro de la Virgen entregando el rosario a Santo Domingo, y el Niño el cordón franciscano a San Francisco, ambos santos arrodillados, s. XVIII (1,80 x 1,23 m.). Lienzo de San Francisco Javier, siglo XIX (1,23 x 0,82 m.). Lienzo de San Antonio, copia de Murillo, siglo XIX (1,23 x 0,82 m.). Bajo el balcón del coro, una escultura en madera policromada de Cristo Crucificado (0,68 m.), de anatomía muy escueta, sujeto por tres clavos a una cruz arbórea, obra de principios del XVIII
Se conservan varios exvotos pictóricos, fechados en 1854, 1869, 1872, 1877, 1885, 1889, 1893, 1914 Y 1933. Como es común en el género, se representa la escena donde se vive con angustia una necesidad, mientras que, sobre ella, en un rompimiento de gloria, aparece la imagen de la Virgen del Socorro, a la que se ha invocado y de la que se ha recibido el favor. Las situaciones de peligro que se representan son enfermedades (cólera, pulmonía) o accidentes (atropellados por un carro, desplome de una tapia). Los tres últimos lienzos están firmados por «R. SANTANA»
La única nave del templó tiene dos tramos. El contiguo al presbiterio se cubre con bóveda semiesférica sobre pechinas, ornamentada con pinturas florales e invocaciones de las letanías, obra de Manuel García.
Su imposta cuenta con ocho plegamientos, decorados con sendos querubines y pinjantes. Sirven de base a otras tantas pilastras, que se unen en un círculo central, en lo más alto de la bóveda, tachonado de cabezas de ángeles. Los cuatro arcos torales, que componen el tramo, presentan sus roscas molduradas y recortadas sobre pequeñas ménsulas angulares, decoradas asimismo con querubes.
El otro tramo, ubicado a los pies del edificio, ostenta bóveda vaída sobre arcos torales, semejantes a los anteriores. En el flanco del evangelio está el balcón del coro. Tanto el arco triunfal como el fajón, o perpiaño, que divide los dos tramos de la nave, son de medio punto, y apean sobre pilares con impostas, adosados al muro. La solería es de mármol blanco, y el zócalo de cerámica sevillana de tradición mudéjar.
La imagen de la Patrona de Rociana, Stma. Virgen del Socorro, es una imagen de candelero para vestir, dotada de señorial empaque (mide 1,63 m.), que debió ser realizada por algún maestro sevillano del arte de la escultura en torno al año 1580 (atribuible a Jerónimo Hernández). Consta documentalmente que en 1587 ya gozaba de la devoción popular de Rociana. La Virgen Madre porta al Niño Jesús en su mano izquierda, y en la derecha el cetro de la dispensación del socorro a sus devotos. Completa su iconografía con los atributos mariológicos de la corona, la ráfaga, la media luna y la nube. El Niño Jesús, de iconografía deífica y rasgos montañesinos, parece obra de la primera mitad del siglo XVlI. Por tanto se deduce que la imagen actual del niño no es la original que se realizara junto a la imagen de la madre. Parece ser que esta imagen ha sido conservada hasta hace poco tiempo.
El retablo de la titular, de un solo cuerpo, es de hacia 1750. El vano que abre al camarín queda flanqueado por pilastras, y por dos repisas, en las que aparecen las pequeñas figuras de San Francisco y San Gregorio. En la decoración, se desarrolla el repertorio de símbolos de la letanía lauretana, ángeles lampareros, veneras, guirnaldas, de flores y frutos, etc. En el copete, luce el monograma de María.
Hacia 1958 fue restaurado por el tallista onubense Miguel Hierro Barreda. Entonces se hizo la nueva frontalera del altar, y se doró todo el conjunto.
Entre las pinturas al óleo, enumeramos un cuadro de la Virgen entregando el rosario a Santo Domingo, y el Niño el cordón franciscano a San Francisco, ambos santos arrodillados, s. XVIII (1,80 x 1,23 m.). Lienzo de San Francisco Javier, siglo XIX (1,23 x 0,82 m.). Lienzo de San Antonio, copia de Murillo, siglo XIX (1,23 x 0,82 m.). Bajo el balcón del coro, una escultura en madera policromada de Cristo Crucificado (0,68 m.), de anatomía muy escueta, sujeto por tres clavos a una cruz arbórea, obra de principios del XVIII
Se conservan varios exvotos pictóricos, fechados en 1854, 1869, 1872, 1877, 1885, 1889, 1893, 1914 Y 1933. Como es común en el género, se representa la escena donde se vive con angustia una necesidad, mientras que, sobre ella, en un rompimiento de gloria, aparece la imagen de la Virgen del Socorro, a la que se ha invocado y de la que se ha recibido el favor. Las situaciones de peligro que se representan son enfermedades (cólera, pulmonía) o accidentes (atropellados por un carro, desplome de una tapia). Los tres últimos lienzos están firmados por «R. SANTANA»
3 comentarios:
Se te ha olvidado mencionar los ventiladores... jeje todas las iglesias lo tienen...
Los comentarios sobre arte se los dejo a moris y a mi mana que saben más del tema que yo.
No hacer caso a estos comentarios que tienen la pinta de virus. Nos vemos
Yo pa arte el que tengo, pero en cuestiones de entender sobre él poco.
Pd.: qué buen antropólogo se están perdiendo las ciencias sociales!!!
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