jueves, 22 de febrero de 2007

Eureka

Herón II, rey de Siracusa, pidió un día a su pariente Arquímedes (aprox. 287 a.C. - aprox. 212 a.C.), que comprobara si una corona que había encargado a un orfebre local era realmente de oro puro. El rey le pidió también de forma expresa que no dañase la corona. Arquímedes dio vueltas y vueltas al problema sin saber como atacarlo, hasta que un día, al meterse en la bañera para darse un baño, se le ocurrió la solución. Pensó que el agua que se desbordaba tenía que ser igual al volumen de su cuerpo que estaba sumergido. Si medía el agua que rebosaba al meter la corona, conocería el volumen de la misma y a continuación podría compararlo con el volumen de un objeto de oro del mismo peso que la corona. Si los volúmenes no fuesen iguales, sería una prueba de que la corona no era de oro puro.
A consecuencia de la excitación que le produjo su descubrimiento, Arquímedes salió del baño y fue corriendo desnudo como estaba hacia el palacio gritando : "¡Lo encontré! ¡Lo encontré!". La palabra griega "¡Eureka!" utilizada por Arquímedes, ha quedado desde entonces como una expresión que indica la realización de un descubrimiento. Al llevar a la práctica lo descubierto, se comprobó que la corona tenía un volumen mayor que un objeto de oro de su mismo peso. Contenía plata que es un metal menos denso que el oro.

4 comentarios:

Hermanita de la Caridad dijo...

Calle, eso lo aprendiste en 4º de ESO en Física, con Mª Paz! Por lo menos, yo lo aprendí con ella.
Besos

Maru Serrano dijo...

Ufff, MariPaz, no puedo con ella, esa mujer tan chica y con tan poca chicha, con esa vocecilla irritante... arrrrgggggggggjjjjjjjj, qué gustazo aprender física en el Pulido Rubio

Maru Serrano dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Callejuelo dijo...

desde luego que era un gustazo